martes, 20 de diciembre de 2011

Vivir sin vivir? No, gracias.



Puedo estar contenta y orgullosa de verdad. Puedo no sentir nostalgia al leer palabras tristes en vuestras publicaciones. No hecho de menos la tristeza. Estoy, por primera vez en mi vida, cambiando el rumbo de esta. Y es que me di cuenta de que ya había sido orgullosa por demasiado tiempo. Tenemos gente a nuestro alrededor y no es que tengamos que hacer las cosas POR ellos sinó para poder continuar haciendo todo lo que hacemos CON ellos. No quiero amargarme por ir o no ir a una cena con mis amigos. No quiero tener que controlar mis ingestas diariamente. No quiero tener que reprimirme lo que realmente quiero comer. No quiero sentirme cansada. No quiero que mi corazón falle, que mis riñones continúen malos, que me duelan los huesos. No quiero tener pensamientos obsesivos que me impidan no poder concentrarme en lo que realmente me gusta.

Hace unas semanas empecé a sacar un poco la cabeza del agua. Me estaba ahogando y me di cuenta. Este es un camino que solo me llevará a la soledad y al hospital, al no poder ser independiente, al frío, a la superficialidad, al caos, a las lágrimas, a las frustraciones.

Quiero saber quién soy, quién o qué me ha impuesto todo este malvivir, de qué soy víctima, quiero reconstruirme.

No se que coño ha pasado en mi cabeza. Me pasé toda una semana sin apenas comer, y al momento máximo de debilidad, al ver que no podía hacer lo que la demás gente estaba haciendo en una excursión a la que fuí, reaccioné. Esto es lo qué quieres ForgottenHopes? Vivir sin vivir? No poder apreciar la belleza? No disfrutar de tu entorno? Así que poco a poco he ido normalizando mis ingestas. La verdad es que aunque me vea enorme no he engordado nada, o apenas unos gramos. Pero he decidido no hacer caso a mi percepción. Los pantalones aún me van grandes y mi cara aún está chupada, mis costillas aún sobresalen y aún me clavo los huesos del culo al sentarme en el metro. Intento dejar de contar calorías, pasar de comer 200 a unas 800 lo requiere, he normalizado los horarios, como verduras, tofu, pan integral, bebo colacaos de avena y zumos de zanahoria y he dejado el Red Bull, me fascina ver la energía que ahora tengo. Estoy de buen humor. Estoy más social. Y lo más importante: mi cabeza arde en proyectos artísticos. Esta introspección que estoy teniendo se refleja en el arte. Siento que me libero. Poco a poco.

Porqué sabéis, la vida me parece bella y lo único que espero ahora mismo es no retroceder.